Silvio Gesell. Una aproximación a su obra
- Alquíleme tu chancho por un día.
- ¿Cuánto me pagarás?
- Te pagaré diez soles.
- ¿Qué me darás en prenda?
- Te daré mi poncho.
- Eso es poco dame otra cosa.
Donde fracasaba el dinero, ofrecían faena y trueque. Los Gallo levantaron una cerca;
- ¿Cuánto me pagarás?
- Te pagaré diez soles.
- ¿Qué me darás en prenda?
- Te daré mi poncho.
- Eso es poco dame otra cosa.
Donde fracasaba el dinero, ofrecían faena y trueque. Los Gallo levantaron una cerca;
la señora Tufina cambio una frazada por un cerdo; los Atencio techaron un corral.
Todos se las arreglaron, sin dinero.
Manuel Scorza
“Redobles por Rancas”
Manuel Scorza
“Redobles por Rancas”
Silvio Gesell nació el 17 de marzo de 1862 en la ciudad de Saint Vith, en la zona de Malmedy, una región en la que por ese entonces confluían las fronteras de Bélgica, Luxemburgo y el reino de Prusia; las fronteras de esos países cambiaron mucho durante esos años, influyendo sobre el carácter de sus habitantes. Su padre, Ernesto Gesell era descendiente de alemanes, en tanto su madre Jeannette Talbot, era valona. De modo que el pequeño Silvio Gesell despertó a la vida hablando con igual fluidez el francés y el alemán; portando en su alma como una marca propia del siglo de la modernidad la impronta del rigor del emprendedor y del hacer prusiano y la delicadeza para la vida francesa, del catolicismo materno y la ética que le viene de las enseñanzas del protestantismo que profesa su padre.
La familia Gesell tuvo que realizar importantes esfuerzos para afrontar los gastos de instrucción de su numerosa descendencia. Pero con el correr de los años, cuando comenzaron a manifestarse los signos de la vejez y las enfermedades del esposo, la familia se vio obligada a cambiar para siempre sus planes. Tras una experiencia de tres años efectuada como practicante en el Correo del Estado, Silvio siguiendo el consejo del hermano mayor Paul, resuelve abrirse camino en la vida como empleado de comercio. Se traslada a Berlín, para trabajar como practicante en el negocio de artículos odontológicos de su hermano Paul. A los veinte años de edad viaja a España, se instala en Málaga y durante los años 1882 y 1884, realiza sus primeros actividades de tipo comerciales independiente, como representante mercantil de su hermano. Regresa a su país para cumplir las obligaciones del servicio militar, luego continúa su formación comercial en algunas empresas de la ciudad de Braunschweig y finalmente en una empresa de transportes internacionales de Hamburgo, hacia fines de 1887 se embarca con rumbo a Sudamérica y llega a Buenos Aires. Fundará su propia empresa, y luego forma su propia familia, ya que poco después, viaja a Montevideo en donde contrae matrimonio con Anna Boettger. Aquí comenzó a crecer la empresa y simultáneamente su familia: en 1888 nace el primer hijo, Ernesto Fridolin; en 1889 nace su una nueva hija, Ana; en 1891 nuevamente un vástago varón, Carlos Idaho que fundará Villa Gesell a principios de los años 40 y en 1893 su última hija, Juanita que vivirá el fin de su vida junto a Carlos Idaho en la casa que hoy es museo. Todos ellos nacieron en Buenos Aires. En esa ciudad del Río de la Plata fundará su empresa comercial más exitosa “Casa Gesell”, que le permitirá generar una cuantiosa fortuna. Las fechas de nacimiento de sus dos últimos hijos coinciden con las de la publicación de sus primeros escritos de política monetaria: “Die Reformation in Münzwesen als Brücke zum sozialen Staat”, editado en 1891; “Nervus rerum - Fortsetzung zur Reformation im Münzwesen”, en 1891; “Die Verstaatlichung des Geldes - Zweite Fortsetzung zur Reformation in Münzwesen” en 1892; y “El Sistema Monetario Argentino” de 1893, todos ellos publicados en Buenos Aires. Regresa a su país natal en 1911 y allí desarrollará una prolífera tarea en el campo de la política, las ideas económicas y las reformas sociales que darán origen a una larga serie de trabajos cuyas publicaciones tendrán lugar año tras año hasta más allá de su muerte ocurrida en el asentamiento cooperativo agrario reformista de Edén Oranienburg el 11 de marzo de 1930, construido con el apoyo de sus discípulos y también de sus hijos, particularmente de quinto hijo Hans-Joachim Führer que nació en 1915. Este último dueño de una empresa de traducciones radicada en la ciudad de Freiburg, Alemania, lo acompañará hasta su muerte. Al ser uno de los pensadores heterodoxos más importantes la economía clásica lo condeno al olvido y en consecuencia toda su producción teórica que se hallaba dispersa, con mucho esfuerzo y lentamente ha sido reunida y compila. En la actualidad ya se han impreso los últimos volúmenes de su obra completa, en diecisiete volúmenes y prologada por uno de los post gesellianos más brillantes de la nueva generación, Werner Onken. Es en este prólogo se subraya la importancia del apoyo financiero en las primeras ediciones de parte de Hans-Joachim Fühere [1]
Cabe entonces preguntarse, ¿por qué avatar del destino, un comerciante exitoso como Silvio Gesell, incursionó en el mundo de las ideas económicas hasta convertirse en uno de los reformadores sociales más importante de mundo? ; esa es tal vez una de las primeras preguntas que se me ocurrieron al conocer sus ideas y los hechos de su vida. Si bien es muy difícil dar una respuesta unívoca a la misma, ya que las motivaciones individuales son tan insondables como la misma psique humana, me parece intuir que las experiencias que fue recogiendo en el ámbito de los negocios a los que estuvo vinculado en Alemania, en España, en Argentina, como los horrores de la guerra retenidos en la retina de sus ojos y la impotencia que se siente frente a esta situación pueden ser sin lugar a dudas el principal estimulante para la reflexión de los fenómenos económicos y sociales. El éxito alcanzado en los negocios demuestra que había interpretado correctamente los avatares de la coyuntura económica, y que esta realidad se transformó en una fuente de estímulo para seguir ahondando y ensanchando el horizonte de su pensamiento económico. Él comenzó por registrar periódicamente los altibajos de los precios de los distintos productos en el mercado nacional y mundial, así como la variación de los tipos de cambio y el volumen de las transacciones que se llevaban a cabo. Se informaba por medio de los periódicos locales y de la prensa extranjera; asimismo seguía con interés los debates del Congreso en torno a los problemas económicos. Y como las ideas sostenidas en la prensa y en los círculos gubernamentales no lograron convencerlo, comenzó entonces el estudio de las ideas económicas y su evolución a lo largo de la historia, hasta que reconsiderando las ideas recogidas durante sus años de observación y estudio del proceso económico mundial y argentino tuvo una gran intuición. “Todo, todo el gran complejo de interrelaciones de trascendencia mundial, todo su nexo con la historia, política y economía, todo lo que para el resto de mi vida me sirvió como el norte de mis escritos, brotó en una sola media hora, con la idea del dinero libre. Tan poderoso fue el impacto que me causó esta idea, que durante los tres días siguientes iba más bien saltando por mi pieza. Mi propia mujer me creyó loco. Sentía de veras como si mi cabeza se hubiera puesto instantáneamente más pesada”.
Será a partir de esta situación, que Silvio Gesell encuentra la convicción necesaria para ordenar sus ideas y ponerlas sobre el papel. De esta manera surgió hace poco más de un siglo su primer gran escrito. De esta manera sus ideas fueron conformando poco a poco en parte de un dispositivo económico productivo, que transformaron a un comerciante en un reformador social.
Algunas de esas ideas hoy forman parte del corpus doctrinario en el que esta sustentado el sistema de intercambio no monetario que aquí se conoció como trueque.
Su primera obra escrita es un breve cuaderno de unas cuarenta y cinco páginas, que tuvo como destinatario a sus paisanos alemanes radicados en el país, y por consiguiente editado en idioma alemán. Tal vez, si su primer escrito se hubiera publicado en nuestro idioma, y hubiera estado dirigido a nuestra sociedad para la solución de la problemática social y económica, la historia del país hubiera sido otra. Pero si pretendo ser riguroso con la historia desde lo epistemológico, el recorrido de su obra me obliga a seguir su derrotero y para entender y explicar lo que hizo.
Organiza sus ideas como parte de un sistema tendiente a construir un “Estado Social” o más concretamente según sus propias palabras un “Estado Social Ideal”, para poner en blanco sobre negro, de esta manera su radical enfrentamiento a la doctrina deformada del “Estado Capitalista”. Señala a partir de aquí, en todo su pensamiento y en su obra escrita que las fallas estructurales del sistema capitalista pueden ser saneadas. Plantea pasar de un “Estado enfermo a un Estado Social Ideal”. El sistema que propicia, se funda en el precepto “suum cuique” (a cada uno lo suyo), criterio que organiza la sociedad otorgando a cada uno plena libertad individual y tiene como objetivo y fin garantizar a cada miembro de la sociedad, libertad, derecho y propiedad privada con función social de la producción. Publicado en Buenos Aires, en 1891, este primer texto de Silvio Gesell, lleva un sugestivo título: “Brücke zum sozialem Staat”, o sea, “Puente hacia el Estado Social”.
A partir de 1906, introduce en sus textos el concepto de un “orden económico natural”, sobre el que construirá los dos principios básicos que organizan el sistema de su doctrina, tanto el interés personal, como la competencia; están claramente internalizados en la estructura de la mente humana. Es en consecuencia el nombre que elegirá como título de su obra máxima. El “orden económico natural” rememora y reactualiza las ideas de Quesnay y del movimiento fisiocrático. Tal asociación no generaba en Silvio Gesell malestar, muy por el contrario, no dejaba pasar la oportunidad para recalcar el parentesco ideológico de sus ideas con los grandes precursores de la ciencia económica. El primer núcleo constituido por sus seguidores en Berlín hacia 1907, se llamó “Asociación Fisiocrática” (Physiokratische Vereinigung) y el periódico que difunde las ideas se llama “El Fisiócrata“, (Der Physiokrat), que será clausurado hacia 1916. En el prólogo a la segunda edición del “Orden Económico Natural”, Paulus Klüpfel subraya expresamente el nexo entre la doctrina de Gesell y la de Quesnay: “Gesell no toma en consideración la doctrina de Quesnay; este es su punto de partida en todas las partes: no puede haber otro”. Más tarde, en 1924, surgió una rama de su movimiento, bajo el nombre de la “Unión para la lucha fisiocrática” (Physiokratischer Kampfbund), y a veces el mismo Gesell designaba su doctrina con el nombre de “doctrina fisiocrática”. Es útil recordar también que incluso los partidarios de Silvio Gesell, en nuestro país, habían designado su movimiento con el nombre de “Federación Fisiocrática Argentina”. No faltaron, sin embargo, sugerencias de designar la doctrina de Gesell con el nombre de “Neo-fisiocracia”. En la tercera edición de su obra, piensa Gesell que su “sistema económico natural” podría denominarse también manchesteriano. Silvio Gesell como el jefe de un movimiento político-social, no era ajeno a los usos populares del lenguaje, máxime cuando la palabra “socialismo” flotaba en el aire y la experiencia de la Revolución Rusa estaba presente en todos los ánimos. A comienzo del año 1919, Gesell que abrigaba la esperanza de poder poner a prueba su doctrina, asumió la dirección política del Comisariato de Asuntos Financieros del gobierno revolucionario de sesgo ácrata encabezado por Kurt Eisner e integrado por importantes pensadores como Landauer y que tan solo duró una semana. Silvio Gesell contemplaba con mucha simpatía la posibilidad de encauzar un movimiento político bajo el rótulo de la “Unión liberal socialista” (Sozialistischer Freiheitsbund), opuesto tanto al capitalismo como al marxismo. Pero experiencia que vivió durante los pocos días de su colaboración con los socialistas del frustrado gobierno de Munich como el posterior juicio al que es sometido y condenado a muerte – condena de la que luego sería indultado -, lo hizo abandonar la idea de designar su doctrina con el nombre de “Socialismo liberal”. A partir de 1919, el nombre que gozará cada vez de mayor preferencia será el de “Economía libre” (Freiwirtschaft), empleado ya en 1916 por Paulus Klüpfel en el prólogo a la segunda edición de “El Orden Económico Natural”. Unos cuantos meses después del proceso de München, se editaba un folleto titulado “La Economía Libre ante la Justicia”. Era su alegato de defensa ante el tribunal de München, Gesell designa varias veces su doctrina con este nombre y recuerda que entre las distintas ramas de su movimiento hay una que también lleva el nombre de “Economía Libre” o “Freiwirtschaft”. En el mes de mayo de 1921, en el Congreso de Kassel, las cuatro ramas del movimiento geselliano se unifican constituyendo la “Unión de la Economía Libre” (Freiwirtschaftsbund). El 30 de noviembre de 1921, en el prólogo a la quinta edición de su obra básica, designa su movimiento con el nombre de “Movimiento de la Economía Libre”. En octubre de 1924 publica en el número 10 de “Der Entscheidungskampf” un artículo titulado “¿Qué es Economía Libre?” (¿Was ist Freiwirtschaft?). Gesell cree que el nuevo nombre refleja mejor su pensamiento, ya que el individualismo comienza a tener cada vez más peso e importancia en sus ideas. Sin dudas el libro de Max Steirner, “El único y su propiedad” (Der Einzige und sein Eigentum) tiene influencia sobre él[2]. De todos modos, es en el prólogo a la cuarta edición de su obra donde se manifiesto acabadamente el individualismo radical. Para él, “la transformación del hombre rebaño, en hombre completo e independiente, en individuo, es decir, en persona que rechaza todo yugo por parte de sus semejantes” es la expresión de una ley de desarrollo de la sociedad humana. Esta ley ya se hubiera realizado desde hace tiempo si no se hubiese tropezado con las fallas retardatarias provenientes del capitalismo y leninismo. Es precisamente para liberar de sus fallas orgánicas a nuestro sistema económico que forjó Gesell su doctrina. “El Origen Económico Natural que surge por sí mismo, sin necesidad de medidas legales, que no necesita del Estado, de las autoridades, ni de tutela alguna y que respeta las leyes de la selección natural, proporciona a todo hombre progresista la posibilidad de desarrollar plenamente su yo”. Sus ideas proponen liberar a los hombres de todo tipo de dominación y formar la personalidad de los hombres en forma responsable ante sí mismos; como “el ideal de Schiller, Steirner, Nietzsche, Prohudon y Landauer”. Con la aparición de los textos de sus conferencias tales como “El desmantelamiento del Estado tras el advenimiento del gobierno del pueblo” (“Der Abbau des Staates nach Einführung der Volksherrschaft”), publicado en abril de 1919 y posteriormente una segunda edición en agosto 1921, “La ascensión del occidente” (“Der Aufstieg des Abendlandes”) publicado en 1923, y “El Estado desmantelado” (“Der abgebaute Staat”) publicado en 1927, el individualismo de Gesell alcanza otra dimensión. La libertad individual que propicia prácticamente no conoce límites. Reduce sus ideas a sólo una máxima: “¡Haga, todo lo que le parece bien!” y el criterio absoluto de esta conducta lo resume en la siguiente frase: “Hago lo que me parece bien, porque actúo de acuerdo a mi interés. Verdad es todo lo que incrementa mi bienestar, falsedad todo lo que lo disminuye. Pues yo soy la medida absoluta de todas las cosas”
Tal como señale anteriormente, fue la experiencia de la crisis económica en la Argentina en 1890 lo que lo llevó a conformar una visión que contradice a la que el marxismo-leninismo clásico ha sostenido y que afirma que la explotación del trabajo humano se debe a la propiedad privada de los bienes de producción, sino a fallas estructurales del sistema monetario. Al igual que Aristóteles, Gesell reconoció el contradictorio papel de la moneda como medio intercambio.
La pregunta inicial que como hemos visto se formulaba Gesell era ¿cómo suprimir la propiedad del dinero como desenfrenado medio de poder sin eliminar su neutral mediación en los intercambios? Este poder del dinero sobre los mercados lo condujo a dos conclusiones. Primera: el dinero tradicional como instrumento de la demanda es acumulable, a diferencia del trabajo humano o los bienes y servicios de la oferta. Ahora bien por razones especulativas al dinero se lo puede retirar temporalmente del mercado sin daños de consideración para su poseedor. Segunda: el dinero presenta la ventaja de que es mucho más fluido y versátil que las mercancías y los servicios. Como un comodín en el mazo de naipes se lo puede utilizar en cualquier lugar. Estas dos propiedades conceden al dinero, particularmente al propietario de grandes sumas, un privilegio especial, el de poder interrumpir el flujo de venta y compra, de inversión y ahorro, y exigir a productores y consumidores un premio especial, en forma de intereses, si lo pone a su disposición renunciando a esconderlo por ambiciones especulativas.
El poder estructural del dinero deviene no solo por su acumulación real, sino que basta la sola posibilidad de interrumpir el ciclo económico para supeditar el metabolismo de la economía en el organismo social al condicionamiento de que ante todo al dinero se lo ha de servir con un interés. Así la rentabilidad recibe la primacía sobre productividad económica, la producción se orienta más en los intereses del dinero que en las necesidades de los consumidores. Permanentes tasas positivas de interés desequilibran la para una autorregulación descentralizada del mercado tan importante balanza de pérdidas y ganancias. Causan, según Gesell, una enfermedad al organismo social, con unos rasgos distintivos muy claros y complicados: el dinero genera intereses, por esa misma razón ya no es más neutral, genera una distribución de ingresos injusta y contraventora del rendimiento, esa distribución a su vez produce acumulación de capital en dinero y en especie, el consiguiente monopolio sobre la economía. Puesto que los propietarios del dinero son amos y señores del flujo del mismo, cuando estos por medio de medidas arbitrarias o especulativas determinan la parálisis del mismo, éste no puede circular espontáneamente en el organismo social como la sangre que nutre y oxigena el cuerpo humano. Por eso mismo no es posible socialmente controlar ni dosificar el flujo monetario y los altibajos inflacionarios y deflacionarios del nivel de precios siempre son inestables. Cuando en medio de tales variaciones de la coyuntura económica son retiradas del mercado grandes sumas de dinero a causa de una temporal caída de las tasas de interés a la espera de que estas brinden más altas rentabilidades, sobrevienen la parálisis de mercado y el consiguiente desempleo.
Para derogar ese poder del dinero Gesell no pensó en volver a la prohibición canónica del interés que se establecía por medio de la escolástica medieval, ni en suprimir los llamados “usureros judíos”, él propuso una modificación radical y estructural del dinero, sostuvo que había que gravar la acción de retener dinero, que ese acto costara dinero a quienes lo acumulasen o lo retuvieran en forma especulativa. Tan pronto como se grave al dinero atesorado con un impuesto comparable al que deben pagar los vagones de transporte inmovilizados en las playas de carga, el mismo comenzará a fluir nuevamente. Sostenía que de esta forma el dinero perderá predominio sobre el mercado y pasará a efectuar solamente las funciones con que debe servir como unidad de medida para fijar los precios de los productos y como medio de pago de los intercambios. Así pues, mientras su circulación no sea entorpecida por maniobras especulativas será posible regular de tal manera su flujo frente a la cantidad de bienes que el poder adquisitivo se conserve mucho tiempo tan estable como el resto de los sistemas de pesas y medidas.
En sus primeros escritos Gesell sostenía que en la naturaleza los productos transcurrido cierto tiempo se pudrían recordando la experiencia del almacenamiento de granos en el antiguo Egipto, donde pasado los seis meses si se depositaban diez sacas los sacerdotes entregaban nueve sacas, Gesell introduce el concepto de “billetes herrumbrados” como una forma de “reforma orgánica del dinero”. Por ella el dinero, hasta entonces cuerpo muerto y extraño tanto en el organismo social como en la naturaleza, sería integrado al eterno surgir y desaparecer de todo ser viviente; se tornaría perecedero y perdería la propiedad de multiplicarse hasta el infinito en fuerza de intereses y de intereses sobre intereses. Semejante reforma sería una especie de terapia reguladora integral para disolver las parálisis monetarias que genera el sistema convencional, ayudar al organismo social enfermo a auto recuperarse progresivamente de las variadas crisis estructurales, se logre estabilizar su equilibrio y ajustarse armónicamente en el orden natural.
En su obra principal “Orden económico natural de tierra libre y dinero libre” aparecida en 1916 en Berlín y Berna, Gesell expuso ampliamente cómo mediante la circulación libre y sostenida del dinero se equilibran demanda y oferta de capital, de tal modo que la tasa de interés podía bajar por debajo del límite inferior realmente vigente de tres por ciento. El tributo que la fuerza laboral del hombre debía pagar al poder del dinero desaparece no quedando en el interés más que la parte del premio al riesgo y a la intermediación bancaria. Las variaciones en torno al interés de equilibrio garantizan la regulación descentralizada de los ahorros puestos en inversiones que responden a necesidades, y se neutralizan mutuamente. El dinero libre, esto es, despojado de intereses tributarios, se comporta en forma neutral, sin tomar partido, frente a la distribución y no ejerce ningún tipo de influjo sobre el tipo y amplitud de la producción, ni atentan en contra de los intereses de quienes ofrecen ni de quienes demandan. La percepción de todo el fruto de su trabajo habrá de permitir, conforme a las esperanzas de Gesell, a vastas capas de la población abandonar trabajos dependientes de salarios y remuneraciones y establecerse independientemente en empresas privadas y cooperativas.
De esta manera, desde la segunda década del siglo pasado, y a partir de los trabajos teóricos de Silvio Gesell-, en diversos países del planeta, pero exclusivamente en aquellos que se pueden ubicar en el marco del sistema político democrático burgués, en los que se habían registrado altos estándares de desarrollo económico, productivo, social y cultural, pero en los que paradójicamente estaban atravesando crisis económicas recesivas muy profundas, se implementaron para cubrir la ausencia o la escasez de dinero de curso legal que permitía adquirir bienes o productos, diversos modelos a escala de matriz económico-productivos de intercambios no monetarios con alto impacto social aunados a la utilización de instrumentos de compensación de la diferencia del valor de las transacciones. Estos instrumentos no fueron otra cosa que una moneda local, emitida por grupos sociales como la Sociedad Fisiocrática, empresas como la Sociedad de Intercambios Wära o gobiernos locales como el de Wörgl, que en contextos de aguda crisis económica hiperinflación y desempleo, brindaron respuestas alternativas frente a la ceguera o incapacidad de los gobiernos nacionales para salir de esta situación.
Estas experiencias locales en medio de la crisis post guerra y la de finales de la década del 20, que desarrollaremos brevemente más adelante, fueron sin embargo combatidas por los bancos centrales de Alemania y Austria respectivamente y luego declaradas ilegales por los gobiernos centrales de esos países.
Estos grupos empiezan a organizarse en Alemania, Austria y en Suiza, apenas finalizada la primera guerra mundial y si bien algunos de ellos han demostrado ser exitosos como veremos más adelante, la gran mayoría de los círculos de cooperación, bancos de intercambio, cajas de compensación, sociedades de clearing de mercaderías y barter clubs no fueron viables a escala y tuvieron poca vida. Al analizar estas experiencias Offe y Heinze[3] señalan que sus principales defectos son:
problemas de tamaño: en un primer momento estos grupos se nutren de la confianza y el “capital solidario” de las personas que integran estos grupos y que poseen un alto grado de afinidad como la familia, los colegas de trabajo, miembros de asociaciones sin fines de lucro, pero cuando pretenden amplia su ámbito de aplicación, les resulta les resulta difícil salir de este limitado ámbito de referencia
problemas de diversificación del rango de bienes y servicios ofrecidos: este problema esta vinculado con el tamaño. Cuanto más estrecho el número de participantes menor la cantidad de bienes y servicios ofrecidos y mayor la demanda de algunos de ellos (por ejemplo alimentos)
problemas vinculados al “privatismo”: la experiencia demuestra que, en las estructuras sociales modernas y complejas, el umbral de la esfera privada e intima de las familias esta fortificada por fuertes valores culturales y emocionales
problemas de “ensamble”: este problema es particularmente serio con los servicios pero también con los bienes, ya que cabría preguntarse ¿Cómo se juntan oferta y demanda en este caso? Y ¿Cómo se reducen los costos en este encuentro?
problemas vinculados a la confianza: son los que aparecen cuando las transacciones tienen lugar entre desconocidos que utilizan un bono o certificado para ellas
problemas de distribución: los sistemas de intercambio sufren de característica que a su vez es una suerte de paradoja que esta bien documentada ya que los grupos sociales que están en mejores condiciones para hacer uso de los mismos son precisamente quienes menos lo necesitan. Esta paradoja no sólo se refiere a los grupos sociales por su nivel de ingreso sino también a la edad, ya que las de mayor edad que son las que más necesitan son las que menos pueden ofrecer
Estas consideraciones si bien son correctas, empero merecen ser atenuadas ya que existieron dos experiencias, la Sociedad de Intercambios Wära y los Billetes Certificados de Trabajo de Wörgl, que analizaré más adelante y que según mi opinión son excepciones a las consideraciones que sostienen Offe y Hinze en su trabajo.
Luego de la primera guerra mundial y durante el transcurso de la revolución alemana de noviembre de 1919, Gesell aliado político con Gustav Landauer[4], asume como comisario popular de asuntos financieros en el efímero gobierno bávaro de soviets presidido por Kurt Eisner[5]. Tras la caída del mismo y luego del asesinato de Eisner y del fusilamiento de Landauer, Gesell fue acusado de traición a la patria por el nuevo gobierno de derecha caracterizado por una fuerte injerencia militar, pero resulta absuelto durante un juicio público al poco tiempo.
Luego de esta experiencia frustrada que no obstante Gesell rescata, se traslada a las cercanías de Berlín, desde donde observó y comentó en numerosos artículos y folletos el desenvolvimiento de la República de Weimar. Mediante una cesión escalonada del 75% de la fortuna, Gesell quiso hacer participar a terratenientes, industriales y poseedores del gran capital en la liquidación de las consecuencias de la guerra, e iniciar en Alemania mediante una serie de reformas de matriz agraria y monetaria una nueva formación originaria interna de capital que permitiera a la nación satisfacer las exigencias de reparación de la guerra. Criticó en forma constante a lo largo de sus trabajos teóricos y periodísticos, por que en lugar de la alternativa por él propuesta, los inestables y sucesivos gobiernos, realizaban importantes emisiones monetarias sin respaldo, para afrontar las reparaciones de guerra y atender el frente interno constantemente jaqueado por planteos gremiales y políticos. Estas acciones gubernamentales ilógicas e irresponsables terminaron desatando un fenómeno inflacionario que afectó a las capas medias y bajas de la población en provecho de los grupos mas concentrados de economía, dilataban el pago real de las reparaciones de guerra, hacían depender a Alemania del flujo de capitales extranjeros y sustituían la salud de la moneda con respaldo genuino por una moneda que fluctuaba con el valor del oro.
Como bien señala Werner Onken, el pensamiento de Gesell, desde finales de siglo XIX, y comienzos del siglo XX ira ampliando sus horizontes sobre la necesidad de implementar no sólo una reforma monetaria, sino de su necesaria articulación con una profunda reforma sobre el derecho de la tierra. Esta complejización de su pensamiento fue estimulado a partir de la lectura de los escritos del pensador y reformador agrario norteamericano Henry George (1839-1897), cuyas ideas fueron difundidas en Alemania por Michael Flürschein (1844-1912) y Adolf Damaschke (1865-1935). Sin embargo y de manera contraria a los anhelos de Damaschke, de gravar solamente el incremento del valor de la tierra en beneficio del bien común conservando el actual régimen de propiedad privada, Gesell acoge la propuesta de Flürschein, de quitar la tierra mediante indemnización a sus hasta ahora propietarios privados y pasarla a manos del estado que la daría en alquiler al mejor postor para uso privado.
Mientras el suelo sea mercancía privada y objeto de especulación económica queda rota toda relación orgánica del hombre con la tierra. Contrariamente a las ideologías que sostenían la vinculación de la raza con la propiedad de la tierra, Gesell no cree en las relaciones entre la comunidad de sangre y suelo. Ilustrado, con sólidos conocimiento y cosmopolita del mundo, consideraba toda la tierra como órgano de todo hombre. Todos los hombres debían poder recorrerla sin ser estorbados y asentarse donde quisiera independientemente de su origen étnico o religioso. En ese sentido, sus ideas se concatenan con otros aspectos sociales, ya que al igual que otros reformadores, pensaba que con el alquiler de la tierra el estado alcanzaría a financiar sus gastos sin recurrir a otros impuestos. Pero la cuestión de a quién habían de corresponder esos ingresos en virtud del principio de a quien los causara, lo condujo a reflexionar que el monto de los tales dependía de la densidad de población y, en definitiva, de la voluntad de las mujeres de traer hijos al mundo y educarlos. Por eso decidió que lo recaudado por alquiler de la tierra fuera pagado mensualmente como una retribución por su esfuerzo educador a las madres, de conformidad con el número de hijos menores de edad. Esto incluía las madres de hijos naturales y aun las extranjeras en Alemania. Toda madre debía ser liberada de la dependencia económica de los trabajadores padres. En esta forma las relaciones entre los sexos debían quedar sobre la base de un amor libre de influencias de poder. En su conferencia “El ascenso de occidente” Gesell manifestó su esperanza de que la humanidad enfermada corporal, anímica y espiritualmente por el capitalismo hubiera de irse recuperando paulatinamente en un orden natural de competencia libre de privilegios y monopolios, y producir una nueva floración de cultura. Muchos de los grandes industriales fueron girando progresivamente hacia ideas de extrema derecha y antisemitas. Gesell tomo distancia de esas ideologías, influido por la idea de la evoluciónn darwiniana, rechazó las incipientes ideas del nacionalsocialismo, abogó por el entendimiento con los vecinos orientales y occidentales de Alemania. Sostenía que en lugar de una política expansionista y antagónica de las naciones debía de crearse una federación europea libre de dominaciones. Sus ideas económicas proponen un orden monetario internacional poscapitalista. Cree necesario construir un mercado mundial libre, sin monopolios capitalistas, ni fronteras, libre de proteccionismos aduaneros y económicos, ni enclaves coloniales en los que se perpetúe la dominación y la miseria. Contrario sensu de las instituciones económicas supranacionales que habrían de conformase luego, tales como el Banco Mundial o Fondo Monetario Internacional, que como auditores de los más poderosos sólo ensayan a misma y errónea política que mantiene la injusticia y al contrario de la integración monetaria europea en curso, Silvio Gesell como un adelantado a su época planteó una “Internationale Valuta-Assoziation” que habría de emitir una moneda mundial neutral por encima de toda moneda nacional, que establecería la balanza del libre intercambio comercial en el mundo.
La gran inflación de los primeros años de posguerra favoreció el rápido incremento de seguidores de Gesell a unas 15.000 personas. En 1924, sin embargo, se dividieron en la asociación de la economía libre y en la de fisiócratas anarquistas individualistas, combativos y radicales. Esta división generó una ruda controversia en torno a sus ideas de largo alcance sobre el “desmonte del Estado”. La lucha interna debilitó el movimiento geselliano y puso de manifiesto una vez más que mientras la derecha avanza el campo del progreso se divide sistemáticamente. Como sus seguidores y él mismo no habían logrado plasmar sus ideas bajo la forma de un movimiento de masas, durante el transcurso de la República de Weimar, después de su fallecimiento algunos de sus seguidores intentaron aproximaciones con el SPD, con los sindicatos de base agraria, y con grupos de activistas del embrionario movimiento feminista, de las asociaciones culturales juveniles y los por entonces incipientes grupos pacifistas y de lucha contra el creciente armamentismo que se estaba incubando en la sociedad alemana. Durante la gran crisis económica mundial el movimiento de la Libre Economía envió documentos a todos los partidos presentes en el parlamento alemán previniendo contra las devastadoras consecuencias de la política deflacionaria que se practicaba y presentó propuestas para superar la crisis. Cuando los círculos de cooperación impulsados por la asociación de fisiócratas comenzaron a generar expectativas públicas con los logros de sus experimentos prácticos con dinero libre, en 1931 el ministerio de finanzas, basándose en medidas de emergencias del gobierno encabezado por Enrique Brüning líder del Partido de Centro (católico conservador), se apresuró a prohibirlos.
El partido de la Libre Economía tampoco tuvo éxito en las elecciones de 1932. Luego de la toma del poder por los nazis, muchos partidarios de Gesell, frente a la ausencia de un líder de su talla como consecuencia de su muerte, hicieron a un lado sus opiniones sobre el verdadero carácter de la ideología nazi y se entregaron a la engañosa esperanza de que Gottfried Feder[6] pudieran tal vez terminar tratando seriamente de “quebrar la esclavitud de los intereses financieros y monetarios”. Por ello desde el interior del NSDAP, algunos trataron de influir con sus ideas económicas sobre altos funcionarios del partido. Pese a su inquietante y arriesgado acomodamiento táctico al régimen, las organizaciones que seguían emitiendo “monedas oxidables” y la prensa de la Libre Economía se fueron desintegrando por sí mismas y finalmente fueron prohibidos por el régimen nazi en la primavera de 1934, fecha de la última emisión de bonos fisiocráticos oxidables.
Para haber caído en la falsa apreciación inicial sobre el régimen que habría de ser totalitario, debieron influir no solo el rechazo doloroso sufrido ante los partidos de la República de Weimar, sino ante todo la falta de claridad sobre la forma correcta de llevar adelante las reformas. En Austria hasta el “Anschulss” de 1938 y en Suiza siguieron subsistiendo grupos de Libre Economía. De las obras de Gesell aparecieron traducciones en inglés, francés y español. Folletos introductorios se publicaron además en holandés, portugués, checo, rumano, serbocroata y esperanto. Grupos pequeños se integraron en Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia. Tales formaciones fueron promovidas por emigrantes alemanes en América del Sur y del Norte, en Australia y Nueva Zelanda.
La gran inflación de los primeros años de posguerra favoreció el rápido incremento de seguidores de Gesell a unas 15.000 personas. En 1924, sin embargo, se dividieron en la asociación de la economía libre y en la de fisiócratas anarquistas individualistas, combativos y radicales. Esta división generó una ruda controversia en torno a sus ideas de largo alcance sobre el “desmonte del Estado”. La lucha interna debilitó el movimiento geselliano y puso de manifiesto una vez más que mientras la derecha avanza el campo del progreso se divide sistemáticamente. Como sus seguidores y él mismo no habían logrado plasmar sus ideas bajo la forma de un movimiento de masas, durante el transcurso de la República de Weimar, después de su fallecimiento algunos de sus seguidores intentaron aproximaciones con el SPD, con los sindicatos de base agraria, y con grupos de activistas del embrionario movimiento feminista, de las asociaciones culturales juveniles y los por entonces incipientes grupos pacifistas y de lucha contra el creciente armamentismo que se estaba incubando en la sociedad alemana. Durante la gran crisis económica mundial el movimiento de la Libre Economía envió documentos a todos los partidos presentes en el parlamento alemán previniendo contra las devastadoras consecuencias de la política deflacionaria que se practicaba y presentó propuestas para superar la crisis. Cuando los círculos de cooperación impulsados por la asociación de fisiócratas comenzaron a generar expectativas públicas con los logros de sus experimentos prácticos con dinero libre, en 1931 el ministerio de finanzas, basándose en medidas de emergencias del gobierno encabezado por Enrique Brüning líder del Partido de Centro (católico conservador), se apresuró a prohibirlos.
El partido de la Libre Economía tampoco tuvo éxito en las elecciones de 1932. Luego de la toma del poder por los nazis, muchos partidarios de Gesell, frente a la ausencia de un líder de su talla como consecuencia de su muerte, hicieron a un lado sus opiniones sobre el verdadero carácter de la ideología nazi y se entregaron a la engañosa esperanza de que Gottfried Feder[6] pudieran tal vez terminar tratando seriamente de “quebrar la esclavitud de los intereses financieros y monetarios”. Por ello desde el interior del NSDAP, algunos trataron de influir con sus ideas económicas sobre altos funcionarios del partido. Pese a su inquietante y arriesgado acomodamiento táctico al régimen, las organizaciones que seguían emitiendo “monedas oxidables” y la prensa de la Libre Economía se fueron desintegrando por sí mismas y finalmente fueron prohibidos por el régimen nazi en la primavera de 1934, fecha de la última emisión de bonos fisiocráticos oxidables.
Para haber caído en la falsa apreciación inicial sobre el régimen que habría de ser totalitario, debieron influir no solo el rechazo doloroso sufrido ante los partidos de la República de Weimar, sino ante todo la falta de claridad sobre la forma correcta de llevar adelante las reformas. En Austria hasta el “Anschulss” de 1938 y en Suiza siguieron subsistiendo grupos de Libre Economía. De las obras de Gesell aparecieron traducciones en inglés, francés y español. Folletos introductorios se publicaron además en holandés, portugués, checo, rumano, serbocroata y esperanto. Grupos pequeños se integraron en Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia. Tales formaciones fueron promovidas por emigrantes alemanes en América del Sur y del Norte, en Australia y Nueva Zelanda.
Notas:
[1] En nuestro país la obra completa de Silvio Gesell, en castellano como muchos de sus artículos en alemán pueden consultarse en la biblioteca del Museo Gesell, que esta instalado en Villa Gesell, en la segunda casa construida por Carlos Idaho, su hijo el fundador de la Villa. Este Museo Municipal de Villa Gesell, que es un importante intento para preservar su legado, es una obra que creo necesario apoyar y difundir se ha realizado durante la gestión al frente del ejecutivo de esa ciudad del Dr. Luis Baldo. También creo necesario recordar aquí que durante 1998 Hans - Joachin Fühere que contaba entonces con ochenta y un años le envió una extensa carta a Carlos De Sanzo en la cual destaca las acciones que lleva adelante la Red Global de Trueque en sincronía con las ideas de su padre
[2] Algunos autores sin embargo, entre ellos Hans Timm, destaca que Stirner no ha tenido ninguna influencia sobre Gesell
[3] OFFE, Claus; HEINZE, Rudolf. “Beyond employment, time, work and informal economy. Philadelphia. Temple University Press. 1992
[4] LANDAUER, Gustav. Importante critico de la cultura, prolífero ensayista y político alemán nació en el año 1870 en Carisruhe, opuesto a la guerra fue encarcelado durante los años 1914-1917. Defendió el anarquismo idealista y fue principal ideólogo del gobierno de los soviets ácrata de Baviera presidido por Kurt Eisner. Murió fusilado por los contra revolucionarios de extrema derecha en 1919.
[5] EISNER, Kurt. Político alemán nació en Berlín en 1867, opuesto a la guerra estuvo detenido en Munich durante algunos meses antes de la revolución 1918 de la que fue su líder en Baviera, destacado orador fue el alma mater del gobierno de los soviets ácratas, en el cual él mismo Presidió el Consejo de Comisarios del Pueblo. Murió asesinado por el Conde de Arco-Vally en 1919 durante un meeting de la campaña electoral.
[6] FEDER, Gottfried. Economista y político alemán nació en Würzburg en 1883, proveniente de una familia marcadamente antisemita en su juventud se integró la Sociedad Thule y fue uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores junto a Antón Dexter. Posteriormente se unió al grupo intimo de Hitler y fue mimbro del grupo inicial que viro hasta conformar el NSDAP. Teórico y autor del programa económico del nacionalsocialismo, basado en la supresión del capital financiero por un lado, el trabajo agropecuario y en el desarrollo de un polo industrial militar autónomo por el otro, creía posible una alianza de los trabajadores y el capital industrial, principal propuesta del grupo liderado por Ernest Rhomm. Electo diputado en 1924 hasta 1933, asumió como Secretario de Estado en el Ministerio de Economía cuando Hitler conforma su primer gabinete en 1933, cercano a la fracción de izquierda del NSDAP, fue separado de sus funciones luego de la purga al grupo Rohmm conocida como “la noche de los cuchillos largos”, murió poco después en 1934.
[2] Algunos autores sin embargo, entre ellos Hans Timm, destaca que Stirner no ha tenido ninguna influencia sobre Gesell
[3] OFFE, Claus; HEINZE, Rudolf. “Beyond employment, time, work and informal economy. Philadelphia. Temple University Press. 1992
[4] LANDAUER, Gustav. Importante critico de la cultura, prolífero ensayista y político alemán nació en el año 1870 en Carisruhe, opuesto a la guerra fue encarcelado durante los años 1914-1917. Defendió el anarquismo idealista y fue principal ideólogo del gobierno de los soviets ácrata de Baviera presidido por Kurt Eisner. Murió fusilado por los contra revolucionarios de extrema derecha en 1919.
[5] EISNER, Kurt. Político alemán nació en Berlín en 1867, opuesto a la guerra estuvo detenido en Munich durante algunos meses antes de la revolución 1918 de la que fue su líder en Baviera, destacado orador fue el alma mater del gobierno de los soviets ácratas, en el cual él mismo Presidió el Consejo de Comisarios del Pueblo. Murió asesinado por el Conde de Arco-Vally en 1919 durante un meeting de la campaña electoral.
[6] FEDER, Gottfried. Economista y político alemán nació en Würzburg en 1883, proveniente de una familia marcadamente antisemita en su juventud se integró la Sociedad Thule y fue uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores junto a Antón Dexter. Posteriormente se unió al grupo intimo de Hitler y fue mimbro del grupo inicial que viro hasta conformar el NSDAP. Teórico y autor del programa económico del nacionalsocialismo, basado en la supresión del capital financiero por un lado, el trabajo agropecuario y en el desarrollo de un polo industrial militar autónomo por el otro, creía posible una alianza de los trabajadores y el capital industrial, principal propuesta del grupo liderado por Ernest Rhomm. Electo diputado en 1924 hasta 1933, asumió como Secretario de Estado en el Ministerio de Economía cuando Hitler conforma su primer gabinete en 1933, cercano a la fracción de izquierda del NSDAP, fue separado de sus funciones luego de la purga al grupo Rohmm conocida como “la noche de los cuchillos largos”, murió poco después en 1934.
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