Durante la Primera Guerra Mundial, muchas ciudades alemanas y austriacas para paliar la escasez de circulante que tenían sus ciudadanos emitieron monedas locales para que se pudieran realizar operaciones de intercambio entre ellos. También en muchos campos de concentración circularon en forma restringida este tipo de moneda. Con la finalización de la Primera Guerra Mundial, la capitulación de las potencias centrales genera una auténtica crisis que alcanzaría niveles impredecibles. Alemana es obliga a partir del Tratado de Versailles a pagar cuantiosas indemnizaciones de guerra a los Aliados por un lado, su sistema productivo entra en crisis la desocupación es altísima, paralelamente al derrumbe y desintegración del Imperio Austro-Húngaro, el de la casa de los Hasburgos o el de la doble monarquía, que había reinado ininterrumpidamente durante más de ochocientos años a lo largo de casi todo el planeta, y que llego a ser tan vasto y tener tantas posesiones que uno de sus miembros se jactaba de ello diciendo que en sus dominios el sol nunca se ponía, conllevan a la conformación de un nuevo mapa político en la mitteleuropa con el estallido en mil pedazos de las fronteras existentes por la ceguera política anglo-francesa, el despertar de los nacionalismos paneslavos, el nacimiento y fortalecimiento de grupos ultranacionalistas y antisemitas no sólo en Alemania sino también en Rumania, Hungría, Austria, Bulgaria, Croacia con crecientes niveles de inestabilidad política, varios y fallidos intentos de golpes de estado de derecha y de izquierda que fueron el prologo de una tragedia que comenzará pocos años más tarde y tendrá un saldo escalofriante de veinticinco millones de muertos.
Esta situación se verá agravada por un nuevo componente que es la escasez de circulante. Todas las ciudades de Austria y Alemania comienzan así a emitir moneda local como una manera de potenciar el desarrollo a escala local y como una salida a la inflación de la moneda de curso legal, que carecía de respaldo. Muchas de estos notgeld tuvieron una vida de un año aproximadamente y fueron retirados de circulación, pero también y atendiendo criterios políticos electorales y clientelares muchas ciudades sobre emitieron y se sobreimprimieron lo que en la práctica significó un remedio peor que la enfermedad.
Hubo emisiones de seis tipos de notgeld, pero señalaremos dos grandes grupos de notgeld
1. los emitidos por las ciudades convertibles a reichsmark o a schilling,
2. los relacionados a emprendimientos, comercios o empresas privadas que eran una moneda comercial privada sustitutiva del dinero de curso legal
1. los de la sociedad fisiocrática desde 1919 hasta 1934
2. los billetes de compensación de trabajo certificados de Wörgl
3. los comerciales como los que emitió la “Sociedad de Intercambios Wära”.
Sin embargo hay dos experiencias que pasaron a la historia en Europa como exitosas y que expondremos aquí someramente ya que otros autores se han encargado de estudiar el tema en detalle. Me refiero a la experiencia de la corporación de Wära y la moneda municipal de Wörgl. Ambas experiencias incluirán uno de los principios fundamentales de las teorías de Silvio Gesell como es el de la “tasa de oxidación fija”. Esta tasa penaliza al tenedor del dinero que lo inmoviliza con fines acumulativos especulativos.
Hacia fines de 1926 el empresario Hans Timm que había conocido y trabado amistad con Silvio Gesell, comenzó a estudiar sus trabajos fundamentalmente “El orden económico natural” y se propuso implementar las mismas por medio de una moneda de circulación segura. En el mes de octubre de 1929 en forma casi simultánea con la crisis de la bolsa de Nueva York, fundo en la ciudad de Erfurt la “Sociedad de Intercambio Wära”. Wära es un acrónimo que surge de la combinación de las palabras Währung (signo monetario) y Ware (mercancía). Es importante señalar que se utilizaba la palabra Währung (signo monetario) en lugar de Geld (dinero).
Se trataba de una asociación privada para enfrentar el desempleo, la dificultad que tenían los pequeños comerciantes para ejercer sus actividades, ya que como consecuencia de la iliquidez monetaria no había fluidez en las ventas.
La crisis era de demanda por ausencia de dinero para la adquisición de un bien; la inyección en el mercado de un instrumento facilitador de los intercambios estimulo la oferta de bienes.
La sociedad se proponía facilitar y optimizar los intercambios entre sus adherentes por medio de la emisión de un bono de intercambio. Los bonos eran equivalentes a los Reichmark y se emitieron cuatro denominaciones de los mismos: 0,50; 1; 2 y 5 Wära. Este dato no es menor ya que todas las experiencias de intercambio no monetario posteriores mantendrán la relación 1a1.
Tal cual proponía Gesell, los bonos de la sociedad Wära estaban atados a un sistema que obligaba a su tenedor a una circulación casi inmediata de los mismos, para evitar la acumulación o atesoramiento de los mismos ya que ese hecho era visto como la causa más importante de la crisis económica. Para ello siguiendo esquema propuesto por Gesell se envejecía los vales. El dorso de los mismos tenía veinticuatro doce casilleros en los que quincenalmente había que adosarle una estampilla que era vendida en las representaciones locales de la sociedad que operaban como “casas de cambio”. Si al mes siguiente alguien quería utilizar un bono sin la estampilla nadie lo aceptaba para realizar intercambios. La estampilla era una suerte de validador del bono, su ausencia significaba el rechazo de parte de otros miembros del sistema, del mismo modo que su inmovilización en el bolsillo significaba que el último día de la quincena el tenedor ocioso del mismo debía comprar la estampilla para seguir usando el vale. Es decir era primordial sostener la circulación de los vales para adquirir bienes o servicios en el caso de los miembros o para devolverlos como circulante a través de préstamos otorgados por la sociedad a sus miembros. Al cumplirse el año de la emisión y una vez completadas las estampillas el bono se canjeaba por otro nuevo de igual valor sin descuento sobre su valor nominal o por su equivalente en reichsmark sin interés alguno. En el caso que algún adherente quisiera retirarse del sistema la sociedad entregaba su equivalente en moneda de curso legal pero con un descuento del 2%, para ello había creado un fondo provisional de redención que a los ojos de los adherentes le confería un alto grado de confiabilidad.
Al analizar este caso de los bonos de Wära, señala Schuldt, el éxito de la propuesta era innegable, ya que en menos de dos años de lanzada la experiencia más de mil empresas de todas las regiones del antiguo Reich alemán, estaban adheridos al sistema. Los comercios adheridos al sistema lo promocionaban con leyendas como esta “Aquí se reciben Wära”. La expansión del sistema, significó en la práctica real la co - existencia de un sistema que si bien se había planteado como complementario del sistema formal fue constituyendo en forma gradual un dispositivo económico alternativo del primero por la utilización de los bonos. De esta manera las empresas pagaban porcentajes de los jornales, quincenas y salarios de sus empleados en Wära y estos adquirían nuevos bienes y servicios de las mismas empresas u de otras que aceptaban los bonos.
La experiencia más importante, que logro llamar la atención sobre las ventajas de la utilización de los bonos Wära tuvo lugar en un villorrio de la baja Baviera llamado Schwanenkirchen. Este era un poblado de aproximadamente 500 habitantes que tenía una mina de carbón que era administrada por el gobierno municipal de la cercana ciudad de Deggendorf, la misma fue vendida a una sociedad anónima en 1927 y al poco tiempo debido a serias dificultades financieras entró en crisis, quebró y cerró sus actividades. Poco tiempo después fue rematada y en la primavera de 1930 su nuevo propietario un ingeniero en minas llamado Hebecker trato de conseguir un préstamo en el banco local para reactivar la misma, que le fuera negado. Al conocer la existencia de la Sociedad de Intercambios Wära se puso en contacto con ella y solicitó un préstamo por 50.000 Wära para reactivarla. Contrató directamente a 70 mineros a los que les propuso como parte de un contrato de partes pagarles el 90 % de su salario en Wära y el 10% en reichsmark, para poder iniciar sus actividades y solucionar de esta manera el desempleo reinante en el pueblo. Los comerciantes de la zona se negaron en principio a recibir los bonos, pero Hebecker compro directamente materias primas requeridas por sus dependientes a los comerciantes en reichsmark y luego los revendía en la cantina de la mina en bonos Wära. Los comerciantes observaron que por esta situación se perdían un muy buen negocio. A partir de esta nueva realidad los trabajadores se transformaron en los mejores difusores del sistema ya que ellos se encargaron de hacer circular los vales por todo el pueblo, convencieron a los comerciantes para que los tomaran como parte de pago frente a la escasez de reichsmark y de esta manera pagaron sus alimentos y los servicios locales con esta moneda Wära. Así por ejemplo, el panadero no tenía otra opción valedera que aceptarlos para vender su pan y posteriormente adquirir carbón de la mina, este luego convenció a sus proveedores de trigo para que los aceptaran alternadamente, la cadena se fue extendiendo y al poco tiempo todo el pueblo vivía un esplendor económico sin igual en medio del desierto de la miseria generalizada. La experiencia llego a conocerse como “La isla de Wära en el bosque de Baviera”, ya que se elimino la desocupación y mejoró las condiciones objetivas del comercio local.
Se dio origen de esta manera a una experiencia local de la teoría económica pensada por Silvio Gesell, la Freiwirtschaff (economía libre) que a los pocos meses se extendió por toda la Alemania, involucrando a más de 2.000 corporaciones y una variedad de servicios de toda índole.
La experiencia Wära demostró que funcionaban para las personas que creían en él.
Sin embargo esta experiencia esta en las antípoda de la política deflacionaria de la administración Brüning. El Deustche Reichsbank (Banco Central del Imperio Alemán) celoso de una expansión del sistema Wära que no sólo significara menor capacidad tributaria, sino atemorizado por entender que se limitaban sus propias funciones de emisión, decretó en octubre de 1931, por medio del “Ordenamiento para la seguridad de la economía y las finanzas y para la lucha contra los desmanes políticos”, la emisión, distribución y uso de cualquier tipo de instrumento cuasi monetario alternativo.
El decreto de prohibición encuadra la a los bonos Wära como “dineros de emergencia”, quedando de esta manera estos fuera de la ley.
El ingeniero Hebecker tuvo que despedir a los trabajadores y cerrar la mina. La región de Schwanenkirchen, Hensenberg y Schöllnach, “la isla de Wära en el bosque de Baviera” fue victima una vez más de la crisis.
La semilla del fenómeno de la “Sociedad de Intercambios Wära”, se extendió, y a pesar de estar prohibido, germinó en otros países de Europa y del continente americano. La “Sociedad de Intercambios Wära”, desarrollo sus actividades, se replico y tuvo fuerte impacto en otras ciudades del Reich y sus entornos como ser Berlín, Colonia, Hamburgo y Dusseldorf.
Después de 1948 la “Sociedad de Intercambios Wära” fue relanzada otra vez y aún hoy continúa funcionando en la actualidad en pequeños grupos de clase media con algunas modificaciones al modelo original que no detallaremos en este trabajo.
En 1932 Herr Unterguggenberger, importante miembro del partido socialdemócrata y alcalde de la ciudad austriaca de Wörgl, un pequeño pueblo del Tirol de unos 4000 habitantes, que sufría un fuerte desempleo y había emitido notgeld convertibles a schilling como la mayoría de las ciudades austriacas y alemanas sin que se revirtiera la situación, ya que al poco tiempo toda la región volvió a caer en una muy fuerte crisis económica y el desempleo sobrepasa el 35 % sobre el total de la población.
Wörgl posee una pista de ski muy concurrida por adeptos a ese deporte de montaña y además es un importante nudo conectivo de las líneas férreas que unen Trieste – Ljubljana – Villach - Munich y otra que recorre Trieste-Viena-Salzburgo-Innsbruck. Esta situación privilegiada, se torna negativa en el marco de la crisis, los ferrocarriles transportan menos personas y mercaderías, el turismo merma. Como consecuencia de esta situación aumenta el desempleo y la miseria, que además tiene un alto impacto negativo sobre toda la región que conforma su entorno.
Impresionado por los beneficios que según la prensa, alcanzaba el sistema instrumentado por la Sociedad de Intercambios Wära, Herr Unterguggenbergr decidió tomar el toro por las astas y a partir de la lectura de las obras de Gesell, convocó al Consejo Comunal, a los líderes religiosos y sindicales de la región y los convenció de la necesidad de realizar un “Programa de Ayuda y Emergencia Comunal”.
Esta experiencia consistía en un ambicioso programa de obras públicas totalmente financiado por medio de “Billetes de Compensación Certificados de Wörgl” un instrumento monetario basado en los principios de la oxidación geselliana con denominación y equivalencia en schillings austriacos.
Esta iniciativa es un ambicioso proyecto que mixtura proposiciones “keynesianas” de vanguardia –la necesidad de realizar obras públicas como elemento dinamizador y central de la economía y el concepto central de la teoría geselliana, la oxidación de la moneda y frente a la escasez de esta última la emisión de un bono local emitido por el gobierno local y aceptado por la comunidad.
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Estos certificados de trabajo local penalizaran su atesoramiento en una forma similar a los bonos de la Sociedad de Intercambios Wära.
De esta manera el gobierno municipal emitió certificados de trabajo por el equivalente de 32.000 schillings que fue cubierta por exactamente la misma cantidad de schillings ordinarios que se depositaron en el banco local, como fondo de garantía.
Como dato significativo se puede señalar que los certificados de trabajo tenían la siguiente leyenda “Alivia la emergencia. Da trabajo y pan” y otra en el reverso que decía: “A TODOS: El dinero que últimamente ha venido circulando lentamente ha lanzado al mundo a una crisis sin precedentes y millones de trabajadores se encuentran en una emergencia terrible. Desde el punto de vista económico, el declive del mundo se ha iniciado con consecuencias nefastas para todos. Sólo un reconocimiento claro de estos hechos y la acción decisiva puede detener la quiebra de la maquinaria económica y salvar a la humanidad de otra guerra, de la confusión y de la disolución. La gente vive del intercambio y de lo que puede hacer. Por la lenta circulación del dinero, este intercambio se ha comprimido en gran parte y, así, millones de hombres deseosos de trabajar han perdido el derecho a la vida en nuestro sistema económico. Por tanto, el intercambio de lo que nosotros podemos hacer tiene que mejorar nuevamente y el derecho a la vida debe ser recuperado para todos aquellos que han sido relegados. A este propósito habrán se servir los “Billetes de Compensación Certificados de Wörgl”.
Poco antes de dos meses de iniciado el experimento, Wörgl y su entorno geográfico se convirtieron en la primera región austriaca en alcanzar el pleno empleo, como consecuencia de un amplio plan de obra pública instrumentado desde el municipio, consensuado con el Consejo Municipal, la iglesia, los sindicatos, todos los grupos de la comunidad y financiado enteramente con los certificados de trabajo oxidable. De esta manera, se tendió una nueva red de distribución de agua potable que llegó a generalizar su distribución en todo la ciudad, el poblado alcanzó un nuevo esplendor, se mejoró la calidad de la educación y el sistema sanitario, la mayoría de las casas fueron reparadas y repintadas, los impuestos eran pagados en tiempo y forma por los ciudadanos y se comenzó con un amplio programa de reforestación de los bosques de los alrededores de la ciudad. Paralelamente muchos vecinos cancelaron anticipadamente sus deudas con el municipio, lo que permitió sobre la base de una mejor base tributaria iniciar los trabajos para construir mejoras en la pista de ski. Estas mejoras hicieron que aumentara el flujo de turistas que además compraban certificados de trabajo como objeto de colección.
Es importante reconocer que el impacto principal de este proceso se originó a partir del proyecto inicial lanzado por la ciudad que consistía en fomentar además la recirculación de la moneda local. En este sentido hay que señalar que la velocidad promedio de circulación del dinero de Wörgl era cerca de catorce veces más alta que la de los shillings austriacos comunes. Es decir en promedio, la misma cantidad de dinero local creó catorce veces más fuentes de trabajo genuino con los certificados de trabajo oxidable que con moneda de curso legal.
La experiencia se implemento desde el 31 de julio de 1932 y duro hasta el 5 de enero de 1933, cuando fue formalmente prohibida por el gobierno austriaco.
Era tal el impacto alcanzado por la experiencia de Wörgl que aproximadamente unas 200 comunidades locales austriacas decidieron copiar este modelo. Pero el banco central Austriaco siguiendo el ejemplo del Deustche Reichsbank bloqueó legalmente el proceso lanzado por el municipio y a diferencia de la Sociedad de Intercambios Wära, el gobierno municipal de Wörgl acompañado por la estructura del PSD (Partido Socialdemócrata Austriaco) recurrió judicialmente la decisión administrativa del Banco Central. Esta se dirimió en la Suprema Corte de Justicia en el mes de septiembre de 1933, luego de una larga disputa política y judicial, con un fallo que prohibía emitir libre moneda.
Podemos señalar que la experiencia se replico durante cuatro meses en las localidades de Kirchbiehl, Brixen, Hopfengarten y Westendorf en Austria y en las de Biel, Brienz y Lucerna en Suiza y fueron abortadas casi simultáneamente con la de Wörgl.
Como consecuencia de la crisis que se desata a partir de 1930 en cientos de localidades del medio oeste estadounidense se imprimieron paper scrip (cuponeras selladas) para paliar la escasez de circulante. La primera experiencia se desarrollo en el pequeño pueblo de Hawarden, en el Estado de Iowa que tenía una población de aproximadamente 3000 habitantes. La idea de imprimir y distribuir los scrip es atribuida a un joven holandés llamado Charles J. Zylstra, que la planteo ante el Consejo Municipal de la ciudad con el apoyo de la iglesia local y de numerosos comerciantes.
En principio los Stamp Scrip tenían por objeto financiar una serie de obras públicas a escala local, con desocupados que de otro modo hubieran quedado en esa situación. El programa que tenía una clara inspiración, -que a fuerza de una caracterización mejor podemos llamar-, “neokeynesiano” se proponía abonar los salarios de los trabajadores con un vale y 0,60 U$S diarios.
La experiencia se lleva a cabo desde el mes de octubre de 1932 cuando se imprimieron el equivalente a U$D 3.000, en Stamp Scrip. Cada uno de los cuales tenía una equivalencia de 1 a 1 con el sistema legal.
Al comenzar la experiencia y percibir los primeros salarios los trabajadores se lanzaron a satisfacer sus necesidades básicas en las tiendas que aceptaban los bonos, esto hizo que unas dos semanas después de lanzada la experiencia la Cámara de Comercio local en forma explícita expreso su apoyo a la misma, incitada a dar este paso por la presión de más de cincuenta comerciantes que advirtieron que sus ventas habían crecido en más de un 50 % durante la primera semana de la innovativa e beneficiosa experiencia.
El dispositivo funcionaba sobre la base de un dispositivo muy sencillo, el usuario – tenedor estaba obligado a pagar el 3% del monto total de las ventas realizadas. Es decir antes de realizar cualquier operación había que comprar una estampilla de U$S 0, 03 en la Municipalidad y adjuntarla al bono. Cuando el bono tenía 36 estampillas, el bono podía ser canjeado por oto o bien redimido. Las 36 estampillas equivalen a U$S 1, 08, es decir U$S 1 del cupón en sí y los U$S 0.08 de los gastos administrativos y de impresión.
Pero a diferencia de los bonos fondantes de Wära o de Wörgl, los Stamp Scrip no tenían una fecha de vencimiento que garantizara su circulación y el cumplimiento del “contrato” de estampillarlos.
Según Schuldt esta situación puso de manifiesto las dos causas que hicieron que el sistema de Stamp Scrip fracasara parcialmente
- al no tener una fecha de vencimiento la estampilla era un impuesto al consumo y transferir el cupón cuesta U$S 0,03; en lugar de ahorrarse de pagar U$S 0,03 por no transferirlo. Es decir no se impulsaba la aceleración de la circulación.
- las cadenas de grandes comercios en sus sucursales lo aceptaban sin la estampilla y eran devueltos a la circulación sin la misma, lo que significó una agresión de costado al sistema por un lado y a los pequeños comerciante locales por el otro, ya que estos exigían los bonos con las estampillas.
El sistema sin embargo y a pesar de sus imperfecciones la experiencia se replico en numerosos pueblos de Iowa como Nevada, Pella, Eldora, Magnun y Evanston entre otros, como asimismo a otros Estados como Kansas, Minnesota, Illinois, Nebraska y Oklahoma.
Irving Fisher a su vez señala que, en los Estados Unidos hay una serie de importantes diferencias entre las distintas experiencias llevadas adelante y que a continuación detallamos:
- los organizadores no siempre fueron las municipalidades. En la ciudad Evanston (Illinois) el sistema lo organizó y emitió los scrips una asociación de comerciantes. En Sioux City fue la iglesia local sin ninguna autorización estatal. En Pella (Iowa) participaron del lanzamiento de la experiencia el Gobierno Municipal y la Cámara de Comercio local.
- hubo diferencias con relación a las unidades de cuenta de los bonos impresos, en algunas ciudades como el caso de Granite Falls en Minnesota, donde se emitieron valores de U$S 0,25; U$S 0,50 y U$S 1; en otras como en Yorksville y otras localidades del condado de Kendall había de U$S 0,50 y de U$S 1.
- el número de estampillas necesario para redimir los bonos era dispar, como hemos visto en Hawarden como en Jasper eran necesarias 36 estampillas de U$S 0,03; en Evanston y en Magnun hacían falta 50 estampillas de U$S 0,02; en Rock Rapids y en Albia (Iowa) se requerían 54 de U$S 0,01; en tanto por último en Yorksville se demandaban 50 de U$S 0,01
- según Thomas Grecco, existieron algunos de neto corte comercial como el caso de los Kaslow Scrip, que fueron una iniciativa comercial privada que tuvo el mismo vicio de constitución que todas las experiencias norteamericanas en sus orígenes.
- la experiencia de Hawarden permitía redimir el bono una vez completado todo el ciclo de las estampillas, en tanto las de Evanston, Rock Rapids o Magnun y los Kaslow Scrip, permitían hacerlo en cualquier momento
- algunos casos contemplaban la existencia de un fondo de garantía como en el caso de los modelos europeos que permitían la cancelación del bono en cualquier momento, en tanto otros no contemplaban esta posibilidad
- del mismo modo el grado de compromiso comunitario y su nivel de aceptación en los comercios era disímil y estaba directamente relacionado con el grado de concientización que lograron desarrollar sus impulsores en cada ciudad
- en general con los scrip se podían adquirir bienes, servicios y conocimientos pero no se los aceptaba para cancelar obligaciones tributarias
- los objetivos de los grupos organizadores era también disímiles, pero se destacan dos que tangencialmente hemos señalado pero que aclararemos en detalle: a) la gran mayoría de los casos pretendían financiar obras públicas para mitigar el desempleo, y b) en pocos casos como el de Evanston la Cámara de Comercio local propicio un circuito económico alternativo del convencional para evitar que las personas se trasladasen a la vecina ciudad de Chicago para hacer sus compras primero y para enfrentar la estrategia comercial de las cadenas de grandes tiendas que buscaron abrir sucursales en ella, apelando para ello a criterios de proximidad y fidelidad.
Por último y par finalizar este acápite hay dos experiencias citadas por Schuldt que nos llaman la atención y de las que no hay demasiados antecedentes el caso del “dinero de la madera” una experiencia de la que da cuenta el diario Washington Post el 1 de enero de 1933 y la segunda es un caso de scrip sin estampillas con fecha impresa de vencimiento presentaba una ventaja que era el hecho de no tener que comprar la estampilla y una desventaja que era tener que estar controlando cada bono que se usaba para conocer su valor de cambio; ambas son citada por Fisher en el trabajo que hemos usado como referencia.
Durante el desarrollo de la guerra civil española en cientos de comunidades rurales donde la CNT - FAI tenía una fuerte presencia y para consolidar el proceso de colectivización de la tierra las juntas revolucionarias emitieron papel moneda local, pero cuando solo Barcelona y Madrid resistían heroicamente los embates de los ejércitos franco-fascistas, en Madrid la administración republicana de la que participaba el movimiento anarquista nucleado en la CNT- FAI, decide crear la “Administración de la Libre Moneda” y emite 350.000 pesetas para solventar los gastos de la defensa militar de la ciudad sitiada.
La experiencia cuestionada por los sectores comunistas que integraban el gobierno de emergencia revolucionario la relego a una corta y opaca experiencia pero rica por el particular momento que se vivía en Madrid, con la caída de esta ciudad en manos de las milicias fascistas la experiencia concluye.
Las experiencias en Francia
Experiencias similares a la del municipio de Wörgl fueron intentadas en Francia. La primera sucede en Niza durante 1933 a instancias de los pequeños comerciantes, artesanos y agricultores empobrecidos se forma el Comité Nacional de la Mutual de Intercambios que crea y pone en circulación dentro de la comunidad de adherentes que la integran, "bonos de intercambios" que en realidad funcionan como una moneda auxiliar a la moneda de curso legal, con el fin de parar el atesoramiento de la misma, socorrer y retomar las actividades económicas estancadas como consecuencia de la escasez de circulante. Según Smaïn Laacher durante 1956, en Lignières-en-Berry dans le Cher, como asimismo durante 1958 en Marans, región de Charente-Marítima, surgieron experiencias de moneda fundarte, que como en el caso anterior duro aproximadamente un año.
Las experiencias desarrolladas en Francia poseen un conjunto de rasgos comunes a las anteriores y por supuesto aspectos divergentes. Como las otras experiencias que ya hemos analizado estas también fueron bloqueadas por decisión de órganos del Estado; como los bonos de la Sociedad Wära o los certificados de trabajo de Wörgl. La experiencia de Niza a partir de una directa intervención del Banco de Francia; los casos de Lignières-en-Berry y de Marans fueron a partir de la presión que ejercieron los servicios fiscales y las quejas de los pequeños comerciantes.
Mas que constituidas por una identidad común, todas estas experiencias nacen como una necesidad de desarrollo económico local en territorios marcados por la ausencia de políticas económica que fomenten el desarrollo, los fenómenos crecientes de migración desde la campiña a la ciudad, la penuria y el desasosiego social que se instala y crece como consecuencia del desempleo estructural y la escasez del dinero; lo que otra parte persiguen estas experiencias es generar un dispositivo económico y monetario simple que desde lo local evite la migración, incentive la rápida circulación del dinero evitando de esta manera la acumulación de la moneda, fomente el aumento del empleo registrado y de los ingresos de los ciudadanos..
El sistema cooperativo suizo WIR
Durante el mes de octubre de 1934 dos ciudadanos: Werner Zymmermann y Paul Enz, que eran decididamente partidarios de la economía de la libre moneda, y que a lo largo de su vida manifestaron una notable preocupación por una vasta agenda de temas que incluyen el feminismo, la retribución de las tareas a las amas de casa, las huertas domiciliarias para el autoabastecimiento y la preservación del medio ambiente, reunieron un grupo de diecisiete personas y conformaron el círculo económico cooperativo WIR.
WIR en alemán significa “nosotros” y es el acrónimo de Wirtschaftsring-Genossenschaft (red económica cooperativa). El sistema estructurado como un banco comercial apoya clara y decididamente a la pequeña y mediana empresa en defensa de los intereses de las mismas contra la competencia de otras más grandes y contra un gobierno cada vez más intervencionista.
El sistema se inspira en el modelo cooperativo sueco-danés JAK y tiene como objetivo lograr créditos baratos para sus miembros, mejorar sus transacciones comerciales y capacitarlos para obtener mejores rendimientos. Como sistema de intercambios tiene un funcionamiento muy similar a los LETs canadienses y los barter clubs, es decir la moneda se crea cuando se realiza una operación y no antes, pero a diferencia de los anteriores esta integrada única y exclusivamente por empresas. Dentro del sistema no hay transacciones en dinero de curso legal. El ahorro no genera dividendos y los préstamos están sujetos a pequeños intereses tendientes a solventar los costos operativos de la administración del sistema. Los pagos dentro del sistema se efectúan como en el sistema bancario mediante una modalidad similar al bancario ordinario es decir por cheques, tarjetas de crédito y / o débito y formularios comunes.
La administración central esta integrada con una plantilla laboral permanente de ciento diez empleados y contabiliza la totalidad de los intercambios que se realizan; la sede de la misma se halla en la ciudad de Basilea y cuenta con siete oficinas regionales. Los adherentes del sistema informan de sus ofertas a la administración central que edita una publicación mensual y tres catálogos anuales. La unidad de cuenta del sistema se denomina WIR y posee una equivalencia de 1 a 1 con el franco suizo.
La arquitecta, ecologista y economista Margrit Kennedy sostiene en su conocido trabajo[1] que el sistema contaba en 1990 con 57.300 asociados y 16.788 cuentas oficiales y operaciones comerciales por unos 0,8 mil millones de WIR. El sistema posee un costo anual de 32 francos suizos y un cargo de 0,7 % de cada operación. Heidi Defila en su artículo de WIR Magazines señala que en 1993 los miembros del sistema eran 76.618 y las operaciones ascendieron a 2.521 millones de francos suizos.
Es notable que un sistema que ha demostrado ser eficiente y eficaz desde lo económico no haya podido replicarse en ningún otro país de Europa. Las razones son varias; en Alemania como lo ha señalado acabadamente Claus Offe, en 1934 la comisión presidida por el presidente del Reichsbank Hjalmar Schacht, logro que el parlamento aprobara la “Ley contra el abuso de pagos sin dinero en efectivo”, cuyo artículo 3º establecía que todos los estos sistemas bancarios deberían garantizar el retiro de dinero en efectivo. Este artículo hería de muerte a todas las experiencias ya que se apuntaba al corazón de los sistemas de intercambios no monetarios. La ley fue la causa del aborto de las experiencias de los barter clubs, los círculos de cooperación, las cajas de compensación, las sociedades de liquidación, oficinas de clearing y los bancos de intercambios, que habían surgido en todo el territorio del Reich como consecuencia de la crisis y los efectos de las altísimas imposiciones económicas aplicadas por el Tratado de Versailles.
Los Talentos de Aarau
En el mes de noviembre de 1992, se desarrollo en la ciudad de Aarau capital del cantón suizo-alemán de Aarau (Argovia),- uno de los industrializados de la confederación helvética-, el seminario internacional “Sistemas Monetarios Alternativos” organizado por la filial suiza de la Asociación Internacional par el Orden Económico Natural (Internationale Vereinigung für Natürliche Wirtschauftsordnung – Schweiz).
La INWO que sostiene que la experiencia del sistema cooperativo WIR se apartó de las premisas originales del proyecto.
De resultas de este seminario nace la idea de construir un sistema de intercambio heterodoxo para Suiza, basado en los principios económicos de Silvio Gesell y en la de los norteamericanos Thoren y Warner. Según sus propulsores a diferencia del sistema económico clásico que indica que los intercambios surgen de nuevos endeudamientos el sistema propuesto por ellos, es consecuencia de una nueva forma de relacionamiento de las personas entre sí a partir del sistema que emite los Talentos.
Sobre la base de esa premisa todos los participantes del sistema parten de una cuenta informatizada en cero, conformada pues la cuenta una “Comisión de Créditos del Sistema” establece los límites de deuda que podrá tener cada uno de los miembros sobre la base de su potencial capacidad para producir.
Cuando un adherente del sistema adquiere un bien en su cuenta se registra un saldo deudor de menos x cantidad de Tl, (-x Tl), en tanto en la del vendedor un saldo positivo en su cuenta de más x Tl (+ x Tl); aquí radica lo importante de la experiencia de Aarau, ya que en ese preciso momento el administrador del sistema emite los Talentos requeridos para esa operación (Tl). Estamos ante un sistema de intercambio incompleto, que se equilibra en el preciso momento en que el primer comprador se transforma en vendedor y el vendedor en comprador por una igual que la originaria. La emisión de Tl se da en forma binaria tanto los negativos como los positivos pero contabilizados en cuentas separadas.
El sistema se apoya en la cantidad de personas involucradas dentro del sistema, cuantas más participen mayor diversidad de oferta y de demanda, mayor estabilidad del dispositivo y tantos más Talentos entraran en circulación dentro del sistema mas valor adquieren los mismos. De esta manera cada cierto tiempo la “masa monetaria” se anula, -a pesar del triste recuerdo que nos trae esta palabra- la moneda habrá “desapareciendo”.
Los Talentos surgen entonces después de realizada la operación y no antes, existen como consecuencia directa y real de un intercambio y no antes como el dinero de curso tradicional que es una creación fiat, es decir creado de la nada. Dentro de esta lógica cuanto más coherente y fluida sea la circulación de bienes y servicios más se dinamiza la economía local.
Los ideólogos de la experiencia de Aarau pensaron que la estructura contable del sistema debe poseer dos características centrales:
- que sea sencilla y eficaz
Para que todos los adherentes del sistema puedan acceder al estado de cuentas del resto de los miembros, a los límites de crédito impuestos no sólo a título personal sino también a todos los miembros, y conocer las transacciones semestrales y mensuales.
La experiencia claramente inspirada en los principios gesellianos penaliza a los miembros que poseen saldos de cuenta en positivo
La administración central del sistema que administra las cuentas posee un programa de computo que en cualquier momento puede determinar la “masa monetaria” en circulación, su velocidad de circulación y la oferta de productos; sobre la base de estos datos la administración central redetermina los límites crediticios a los adherentes del sistema extendiéndolo en consecuencia a todo el dispositivo.
Los adherentes publican sus ofertas y demandas en una publicación bimensual editada por la administración central, además de hacerlas circular por medio de los correos electrónicos de los miembros. La experiencia se ha expandido en todo el territorio de la Confederación Helvética pero sin embargo numerosos pueblos pequeños y algunas regiones han organizado su propio mercado lo que ha mejorado ostensiblemente el desarrollo y calidad de vida local. En estos casos la administración local debe avisar a la administración central del sistema. La administración opera como pívot que sostiene y ordena los intercambios entre los adherentes al sistema que se comprometen entre sí, más que con el sistema en si mismo. Por ello cualquier miembro puede consultar las cuentas de otros miembros, restándole el anonimato propio del sistema formal. La experiencia de los Talentos de Aarau implica de hecho en la práctica la formulación de un “nuevo contrato social” entre sus miembros basado en la solidaridad como principio rector, el compromiso mutuo, la responsabilidad compartida, la equidad en las transacciones, el consumo responsable y la fraternidad.
Frente a las fluctuaciones de la moneda nacional a mediados de los años ochenta en Estados Unidos primero y en Canadá después, se están llevado a la cabo una serie de experiencias locales innovativas, a partir de los trabajos de Erwin F. Schumacher, que serán dados a conocer con la publicación de un libro “The small its beautiful as if People Mattered”. Este título se transformará en el leit motiv de los grupos que desde esa década están comprometidos con el desarrollo local, el comercio justo, el consumo responsable, las inversiones éticas, la ecología aplicada y la democracia.
Tanto para Schumacher como para la legión de economistas que han seguido y ampliado sus ideas, -entre los que se encuentran Jane Jacobs, Edgar Cahn, Paul Glover y Robert Swann entre otros-, una “región económicamente sana y ecológicamente sustentable” es aquella que logra sustituir importaciones de forma sostenida, pero para ello es necesario que recupere los resortes de la economía y las finanzas, evitando del drenaje de recursos humanos y financieros y de esta forma favorecer el desarrollo económico local sustentable.
Diversos grupos comunitarios de matriz ecologista han podido poco a poco observar como las grandes urbes funcionan como succionadores de los recursos financieros de las regiones para atender los requerimientos cada vez mayores de ellas, de sus dispositivos financieros y de servicios, en detrimento de los sistemas productivos locales. Para ello apelan a la responsabilidad comunal en el diseño de estas herramientas.
La moneda comunitaria es una herramienta creada en el seno de la comunidad a partir de un acuerdo social previo entre sus miembros, para que los habitantes de localidades y / o regiones alejadas de los grandes centros urbanos puedan recuperar un mayor nivel sobre el control de los recursos económicos y productivos de las mismas, para incentivar y mejorar el desarrollo económico local, frente a los flujos y reflujos de la economía globalizada, a la que no pueden controlar.
La moneda comunitaria resulta ser entonces un instrumento apto poder aumentar la sustentabilidad local y fomentar el sentido de comunitarismo a partir de la producción, el comercio y el compre local. Es decir son instrumentos monetarios de emergencia para salir de una crisis y que han demostrado que pueden ser utilizados como complementarios del sistema formal. Pero además como forman parte de un modelo cooperativo potencian además el sentimiento de arraigo de la comunidad a su lugar de origen.
La idea de una moneda comunitaria se apoya en el principio según el cual este tipo de instrumento aumenta la sustentabilidad local en épocas de grandes crisis durante las cuales las variaciones del mercado se toman lejos de las decisiones de las comunidades, pero que las afectan centralmente. Con el uso de una moneda comunitaria se propicia construir un nuevo sentido de pertenencia a la comunidad a partir de la promoción de productos elaborados y comercializados localmente. Esto se logra a través de círculos locales de cooperación e intercambio locales, que pueden utilizar una moneda local complementarias o alternativas a la moneda nacional o bien pueden usar cuentas informatizadas centralizadas para su contabilidad.
Las monedas comunitarias, en general, como explicamos antes funcionan como complementarias de la moneda nacional, en el marco de grandes crisis financieras, pero como el caso de los SEL franceses, según sostiene André Gortz, “responden como una opción potencialmente radical frente a la alternativa de vender la fuerza de trabajo”, frente a la escasez de moneda de curso legal. Es decir que en este caso la opción por una moneda alternativa surge como una opción política.
Sin embargo, se utilizan también en forma simultánea algunas otras expresiones que difieren de este y que se pueden agrupar en categorías o bajo denominaciones tales como monedas complementarias, moneda social, moneda plural y moneda fundante o franca es decir que no genera interés. Todas ellas difieren entre sí y su utilización como sinónimo es engañosa y se presa a confusiones por ignorancia o con mala fe para agregar confusión.
Hay una variedad de sistemas en el mundo que emiten monedas comunitarias se pueden clasificar en tres grandes categorías
- los sistemas que usan unos bonos impresos creada para el caso y que no genera interés como las Horas de Ithaca o como los de la RGT
- los que usan unidades de cuenta virtual centralizada por una oficina de administración que registra además las transacciones que se realizan como son los sistemas LETs o Sel
- los que usan unidades de tiempo como unidad de cuenta monetaria
Las monedas comunitarias en consecuencia son un instrumento ideado para proporcionar los medios capaces de devolver a las comunidades y a las regiones un cierto nivel del control sobre sus recursos y medios de la producción económicos. Su expansión se apoya en la idea de aumentar sustentabilidad local, de aumentar la confianza de los ciudadanos en sistemas más pequeños de mercado en los que prime el conocimiento personal y fomentar un sentido pertenencia comunitaria a partir de la promoción del comercio y del compre local. En aquellas regiones donde se producen y ofrecen bienes y productos elaboras localmente para satisfacer las demandas y se han desarrollado monedas comunitarias, estas se han consolidado y paralelamente adquirido mayor solidez que la moneda de curso legal, en consecuencia las importaciones se reducen y abaratan y las exportaciones aumentan al igual que su beneficio.
Esto se logra a través de bonos o instrumentos creados y negociados localmente, de esta manera los intercambios de bienes, servicios y conocimientos adquieren una nueva dimensión. Ya que frente al fenómeno de la globalización, la pérdida de puestos de trabajo como consecuencia del salto científico tecnológico aplicado al mundo de la producción industrial y la ausencia de dinero de curso legal desde la sociedad civil surgieron este tipo de iniciativas tendientes a recuperar la capacidad productiva de los recurso humanos, para solucionar esa escasez de dinero y para mejorar sus estándares de vida la gente recreo la solidaridad, retomó la práctica del trueque una práctica que no había dejado de realizar ni aún cuando el sistema formal aseguraba pleno empleo y resignificando esta práctica por la utilización de bonos locales para favorecer los intercambios, a los bienes y servios le agrego también conocimientos pretendiendo cerrar así el circuito de la oferta y la demanda.
De esta manera el uso de monedas comunitarias se transformó en una herramienta comunitaria para la construcción de ciudadanía y la revitalización económica, funcionan como un suplemento a la moneda de curso legal, ya que son un instrumento complementario del formal y no disruptivo de este.
Existen en la actualidad en Estados Unidos más de 400 tipos de monedas locales, sin embargo estas experiencias se pueden incluir dentro de las siguientes categorías:
- Aquellos que usan bonos impresos como las Horas de Ithaca. Procuran que estos instrumentos incentiven el comercio dentro de una cierta área geográfica, llegando la mayoría de ellos a los límites de la ciudad. Muchos de estas experiencias se construyeron a partir del sistema ideado y desarrollado después de que Paul Glover lanzara el clásico y famoso modelo de las Horas de Ithaca. Hacia el mes de Junio de 1991, Paul Glover era todo un experto en lo referente a sistemas de intercambio no monetario ya que había participado de la fundación de experiencias LETs de Ithaca, Boston, Toronto, Ottawa, Tucson, Los Ángeles, San Diego y unas doce ciudades mas, en una entrevista realizada por radio escucho a varios miembros de la E. F. Schumacher Society exponer acerca del sistema SHARE. Esta situación sumado a su conocimiento del Letsystem y las limitaciones que él creía que esta experiencia tiene, lo convencieron de diseñar y editar un modelo para implementar en el marco de su comunidad. El sistema pergeñado por Glover consiste en un bono local que denomino Ithaca Hours un programa que provee una forma de moneda comunitaria para la localidad de Ithaca, en el Estado de New York. El valor de la hora es el equivalente a U$S 10 (diez dólares), que es el equivalente del valor de una hora de trabajo en el condado de Tomkis. Se busca de esta forma elevar los ingresos de los que participan del sistema. Para participar hay que ser miembro de una asociación que tiene un costo de U$S 1, a cambio de esto se reciben cuatro Horas que equivalen a U$S 40. Cada ocho meses los asociados manifiestan su voluntad de seguir dentro del sistema y reciben dos horas más. En este sistema los usuarios del sistema, ya sean los individuos y los negocios, anuncian sus mercancías y los servicios que ofertan y demandan en un boletín de noticias y reciben un número limitado de HORAS para su participación en el sistema de intercambio que se genera dentro el programa. Si bien en los origines del sistema el uso de la moneda estaba acotado la radio geográfico la necesidad de expandir el número de miembros para aumentar la diversidad de productos y servicios ha logrado que la moneda sé este usando en otras ciudades. Los individuos aceptan las Horas de Ithaca como pago para las mercancías y los servicios que ofrecen, ampliando el mercado de trabajo para las personas que no pudieron insertarse en el mercado de empleo tradicional. Este sistema también aumenta el número de las transacciones entre los miembros de la comunidad. Los negocios locales se han ido progresivamente incorporando al sistema, aceptando la moneda local como medio de pago para él todo o una parte de los precios de sus productos o servicios. Los objetivos de este sistema son apoyar y animar los intercambios dentro de una comunidad, aumentando de esta manera la capacidad de sus miembros sobre el control de las actividades económicas, al tiempo que se generan nuevas interacciones comunitarias. Actualmente en Estados Unidos y Canadá existen más de quinientas experiencias de este tipo en distintas ciudades, que cuentan con muy pocos adherentes no más de doscientos por ciudad – aunque hay alguna mayor-, y una limitada cantidad de negocios locales que aceptan el pago parcial de la mercadería que ofrecen en moneda local. Los sistemas que usan monedas locales impresas, hacen de la moneda local, la moneda de proximidad o moneda comunitaria un medio siempre disponible en manos de los usuarios de los sistemas para intercambiar productos o servicios dentro de una determinada área geográfica, generalmente limitado al tejido de la misma ciudad y su área de influencia. Los fines generales aquí son apoyar y animar las transacciones locales, aumentando la capacidad local de ganar control sobre él es vida económica mientras que genera nuevas interacciones al nivel de la comunidad.
- Los que usan tiempo como la unidad monetaria. Los sistemas que usan tiempo como la moneda comunitaria tiene un enfoque levemente diverso del anterior. La experiencia cocida como Time Dollars y que fuera creado por Edgar Cahn y Jonathan Rowe a principios de los años 90 casi simultáneamente con los LETs y las Hours de Ithaca, se asienta sobre la base de un sistema informático por el que se manejen las cuentas individuales de sus adherentes. El sistema de los dólares del tiempo permite que los usuarios de ese sistema tengan acceso a mercancías y a capacidades prestacionales de servicios que posen o que han adquirido previamente. El sistema potencia el intercambio de objetos o servicios y se basan en la relación directa entre prestador y demandante. Los dólares del tiempo tienen como sentido recrear los lazos de la comunidad ofreciendo nuestro tiempo de unos a otros. Se proponen validar en forma igualitaria las transacciones de todos los participantes sin importar el trabajo que han realizado. Sin embargo, la complejidad de las relaciones sociales en las sociedades ha mutado de tal forma que los prestadores de los servicios ya han completado la totalidad de los nichos económicos existentes.
Podemos describir someramente dentro de la lógica sobre la que descansa el andamiaje ideológico de las monedas comunitarias y anticipar una primera aproximación acerca de los efectos que este tipo de experiencias tienen en las comunidades y sobre los individuos que participa de las mismas. Pero los análisis realizados hasta el presente son fragmentarios, ya que no ha sido posible hasta el presente calcular realmente el grado de impacto económico directo de las monedas locales en cada una de las comunidades.
En que benefician las monedas comunitarias a sus localidades
Las monedas comunitarias a lo largo de los años y en todos los lugares donde han sido instrumentadas han demostrado su eficacia ya que pueden:
- aumentar los lazos sociales existentes entre los miembros de una comunidad y construir nuevas relaciones entre ellos
- revaloriza el valor del trabajo de los individuos dentro de una comunidad
- elevar los niveles de acceso de las personas a las mercaderías y a los servicios que necesitan y a los que no tenían acceso por ausencia de dinero de curso legar, aumentando la energía improductiva de las esas personas;
- disminuye la vulnerabilidad de una sociedad local en las fluctuaciones de los mercados esto es lo que demostraron David Weston primero y Michel Linton después a través de las experiencias que generaron durante las crisis que se desataron en Commox Vallery de la isla de Vancouver durante los primero años de la década de l980
- propicia y promueve el compre local, apoyando las industrias, la producción de artesanías y los comercios existentes en las localidades
- los sistemas locales desarrollan nuevos mercados locales, aumentando la diversidad de productos ofrecidos
Ahora bien, las monedas comunitarias o de proximidad tienen un limitado radio de alcance y no son aceptados grupos de usuarios del mismo sistema, por eso se proponía la utilización de una moneda trueque nacional. A continuación explicaré algunos de los casos más relevantes de monedas locales
La experiencia SHARE
El sistema SHARE que significa Self Help Association for a Regional Economy (Asociación de Autoayuda para la Economía Regional) se inicio en 1983 en la localidad de Southern Berkshire, Great Barrigton en el Estado de Massachussets, donde tiene su sede la F. Schumacher Society que auspicio y brindo soporte teórico al desarrollo de la experiencia. A partir de ella se han sentado las bases metodológicas para desarrollar monedas locales que contribuyan a partir de la optimización de los recursos locales ociosos el desarrollo económico local, la autosuficiencia y el comercio justo.
La sociedad se fijo como un primer objetivo brindar préstamos para fomentar el desarrollo de pequeños emprendimientos que no llegaban a calificar en los marcos del sistema bancario tradicional o que tenían que pagar por ellos intereses de entre el 15 al 19 %. Sin embargo eran PyMES que ofrecían localmente productos de calidad y además generaban empleo en forma intensiva.
Allí se pone de manifiesto que el sistema económico en vigencia posee una serie de asimetrías y cuando el sistema por los efectos de la mundialización de la economía tiene algún colapso los cimbronazos de la crisis afectan primero a las regiones menos desarrolladas y débiles, por que atienden primero los reclamos de las grandes concentraciones.
Para la E. F. Schumacher Society la única forma de salir de la aporía que nos plantea el mundo globalizado consiste en reorganizar las instituciones económicas para recuperar los resortes fundamentales de la misma, y en consecuencia crear la infraestructura y institutos necesarios para atender de esta manera en forma eficiente y eficaz los reclamos siempre postergados de las regiones.
Dentro de este planteo coincido con Jürgen Schuldt cuando en su trabajo sostiene que son las empresas recuperadas y autogestionadas por sus trabajadores, los bancos locales sin fines de lucro, los depósitos de tierras comunales y los dineros locales regionales las herramientas necesarias para construir economías regionales sólidas.
Pero según mi percepción se necesita además y esto no esta en ninguno de los trabajos citados una firme voluntad política para iniciar esas acciones.
El sistema SHARE, realiza préstamos productivos a personas que radicada en el seno de una comunidad no llegan a calificar dentro del sistema bancario tradicional. Las personas que comparten los principios del sistema y están dispuestos a colaborar con el desarrollo económico de su comunidad, abren cuentas de ahorro en el banco local y siguiendo las recomendaciones del sistema la comunidad de depositantes autorizan el otorgamiento del crédito de acuerdo a las pautas establecidas por el sistema que lateraliza a través del banco los fondos.
Hay una gran variedad de ejemplos dentro del sistema, el caso más famoso corresponde al propietario de un restaurante (deli en inglés) que para obtener financiamiento siguiendo las recomendaciones de la sociedad imprimió Dólares Deli, que no son otra cosa que bonos redimibles con comida a partir un conjunto de determinadas fechas de vencimiento escalonadas. Frank Tortoriello el dueño del restaurante vendió billetes equivalentes a U$S 10 en U$S 9, - a pesar de que la E. F. Schumacher Society le aconsejo venderlos a un valor de U$S 10 cada uno -, él creyó que eso era un muy buen negocio para el y para no abusar de la confianza de sus vecinos y darles un mayor respaldos a los bonos los firmo como si se tratara de un cheque. La mayoría de la comunidad entendió que esta era forma novedosa, honesta y válida de progresar; acepa la propuesta y compro los Dólares Deli. De esta forma Tortoriello logro recaudar los U$S 5.000 necesarios para realizar las reformas en su local que el banco le había negado. Muchos padres que enviaban a sus hijos a estudiar a “collage” cercano los adquieren para la alimentación de sus hijos, también como regalos de navidad, como un objeto coleccionable ya que el bono esta diseñado por una artista plástica local y era estéticamente muy agradable, como el pastor de una iglesia cercana acostumbraba a desayunar en el deli muchos bonos aparecieron en las colectas dominicales de la iglesia. A lo largo de un año Tortoriello repago su deuda.
El fundo TAFT, busco ayuda en el sistema SHARE para conseguir los fondos necesarios para solventar los elevados costos de calefaccionar sus invernáculos durante el invierno. Siguiendo las recomendaciones de la Schumacher Society y del sistema SHARE, emitieron para generar los recursos necesarios “espaldas verdes” unos bonos de U$S 10 que ofrecieron a sus clientes y que eran redimibles en verduras y hortalizas durante la primavera y el verano.
Estos experimentos y muchos otros más dieron origen a un dinámico movimiento de productores y consumidores que unieron esfuerzos en pos del desarrollo local sustentable, apoyado en pequeñas empresas.
Los Constantes de Borsodi
En 1972 dos precursores norteamericanos Ralph Borsodi y Robert Swann crearon y emitieron para la localidad de Exeter, capital del condado de Rockinghan, en el estado de New Hampshire, un bono local que a diferencia de todos los que habían emitido hasta ese momento y que mantenían una relación de equivalencia con la moneda de curso legal de 1 a 1, para preservarlo de cualquier avatar que influenciara en la moneda nacional estuviera basado en una canasta de treinta productos transados internacionalmente. Lo denominaron CONSTANTE por que a diferencia de la moneda de curso legal este bono mantendría su valor y no sufriría fluctuaciones. Poco tiempo después más de 180 establecimientos comerciales aceptaban los bonos CONSTANTES y a diferencia de otros bonos quienes lo habían tomado experimentaron una ganancia del 17 % con respecto a su valor original, lo que demuestra lo acertado de la propuesta. Según estudios posteriores Borsodi a los 18 meses de haber lanzado su experiencia la discontinúo. Unos años después, Ralph Borsodi llegaría a ser presiente de la E. F. Schumacher Society,
Sin bien existen otros casos creo que los expuestos son lo suficientemente ilustrativos y la enunciación de más casos no hace a la cuestión de fondo, razón por la cual no los explicare en este trabajo.
Notas:
1] KENNEDY, Margrit. “Dinero sin inflación ni tasas de interés”Ed. Nuevo Extremo, Buenos Aires 1998